14.2.12

Valentine's day

Suspiró y miró su móvil por millonésima vez: Ni un mensaje, ni una llamada perdida... nada. Llevaba todo el día mirando el móvil esperando encontrar un mensaje nuevo, pero había resultado una pérdida de tiempo.
Resignada, se metió en la cama y se escondió bajo de las sábanas haciéndose una bolita. No esperaba eso, creía que al menos una persona la felicitaría por San Valentin, pero parecía que nadie se había acordado de ella.
Notó los ojos húmedos. ¿De verdad iba a llorar por esa tontería? No, ni hablar. Apretó los parpados y se los frotó con las manos hasta tranquilizarse un poco. Ya habría más días, seguro.


~"Atashi wa atashi" sashizu shinaide~
Se despertó sobresaltada y, por un momento, no supo de donde venía la música. La luz de su móvil iluminaba la habitación y Siren de Nana Kitade resonaba por su casa rompiendo el silencio de aquella noche. Rápidamente, cogió el móvil y descolgó. Justo entonces se dio cuenta de que no se había fijado en el número que la llamaba.
-¿Si..?
-Esto... Hola, soy yo, Ross.
El corazón le dio un vuelco al oír su voz. Antes de que pudiera contestar, el chico volvió a hablar.
-Yo... Perdón por despertarte a estas horas, pero... En fin, se que ya es tarde, pero llevo todo el día... Joder, lo siento, me pongo nervioso y no se ni qué digo.
Ella guardó silencio, sin estar segura de que era lo que el quería.
-Bueno, yo...-el chico tomó aire- Feliz San Valentin.
Como única respuesta, tan solo obtuvo silencio. Sin embargo, al otro lado del teléfono, la chica sonrió.
Justo cuando él, inseguro por aquel silencio, estaba a punto de colgar, ella respondió.
-Igualmente, Ross.
De nuevo una sonrisa, esta vez a ambos lados del teléfono. Después, otro silencio. Un murmullo procedente de la habitación de sus padres la devolvió a la realidad.
-Oye, yo... Ya es tarde y mis padres...
-¡Ah! Claro, perdón, lo siento mucho.
La chica se mordió el labio.
-En fin, buenas noches... Te quiero.
Las últimas palabras fueron apenas un susurro que esperaba que el chico no hubiese oído. Ésta vez el silencio incomodo fue para ella.
-Que descanses, y... yo también.

 

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